Hace ya casi cuatro años que nos vinimos a vivir a Garganta de los Montes, un pueblecito de la Sierra Norte de Madrid de unos 300 habitantes que nos tiene cautivados. Casita de piedra, huerto, pajar chill out y felices de la vida. Aunque al principio nos costó dejar atrás Antón Martín, La Latina, Lavapiés, Chueca y Tribunal, ahora no seríamos capaces de volver a la ciudad, aunque nos encanta bajar a ver qué se cuece en la urbe con todo su acelerador!
Al poco de asentarnos, en una de nuestras excursiones para conocer el valle, tuvimos un encuentro con un pastor que nos cambió la vida. Fue algo completamente intuitivo: según lo vimos, frenamos en seco, nos bajamos del coche, nos saludamos y tuvimos una conversación que nunca podremos olvidar. Nos estuvo contando las dificultades de ser pastor en pleno siglo 21 y de comercializar la lana. Cuesta más contratar a los esquiladores que lo que ganas vendiendola. Aquella “simple” charla nos hizo empatizar con él, pero también ilusionarnos: ¿Te imaginas si le comprásemos la lana al precio que él vea justo? Lo demás os lo podréis imaginar…efecto bola de nieve
