En esta tercera entrega dedicada al púrpura tiria (Púrpura Tiria. Historia de los Tintes. Parte III), descubriremos la forma en que era obtenido este tinte (históricamente vinculado a la diferenciación social entre las jerarquías -militares y eclesiásticas- y el pueblo, y por ello conocido como púrpura real, púrpura imperial o tinte imperial. Como veremos, la complejidad de su extracción no tiene en parangón en la Historia de los Tintes pues, si bien es cierto que la obtención de determinados colores en el arte del Teñido Natural (como puede ser el negro o el azul índigo) entraña cierta complejidad, en el caso del púrpura tiria, no se debe tanto a los conocimientos tintóreos requeridos, sino a la naturaleza misma de su proceso de obtención.
G. MASPERO HISTORY OF EGYPT VOL. IV LONDON THE GROLIER SOCIETY 1903
AL BORDE DE LA EXTINCIÓN
Ahora bien, ¿por qué se empleo el púrpura para generar distinciones entre los poderosos y el pueblo, en lugar de recurrir a cualquier otro color? Podría pensarse –no sería descabellada la idea– que tiene que ver con el instinto humano, como por ejemplo ocurre en el Reino Animal con el estridente y chillón color amarillo (ya se trate de una serpiente, una araña o un sapo), que advierte de PELIGRO EN CASO DE ATAQUE. Pero NO!, en esta ocasión, como YA hemos insinuado, la explicación tiene que ver con la dificultad de su obtención, ya que el proceso de su extracción era extraordinariamente laborioso y costoso.
“Cuando se recogen estas conchas, las abren en todo su contorno con instrumentos de hierro; de las hendiduras, como si fueran lágrimas, fluye un liquido que se recoge y se tritura en el mortero; se llama ostro precisamente porque se extrae de fragmentos de las conchas marinas. Por causa del salitre, se seca muy rápidamente salvo que se mezcle con miel.”
(Marco Vitrubio. Libro VII)
Para entender la complejidad que entrañaba la extracción de este tinte, baste pensar que de cada molusco se obtenía una sola gota del preciado líquido colorante, con lo que eran necesarios miles y miles de moluscos para llenar un pequeño frasco con el que teñir una simple túnica, como es de imaginar, de un valor incalculable. Son muchas las referencias a este respecto, pero las más modestas apuntan al sacrificio de más 250.000 ejemplares para obtener una sola onza (cerca de 30 gramos) de tinte. O valga si no la experiencia que llevó a cabo (hace algo más de un siglo) el químico austríaco Paul Friedländer, quien llegó a adquirir unos 12.000 ejemplares de moluscos, de los que apenas fue capaz de obtener un par de míseros gramos. En definitiva, una tarea monumental que en nuestros días cuesta imaginar, pero que por aquellos entonces constituía una actividad altamente lucrativa que, sin duda alguna, compensaba aquel esfuerzo sobrehumano. Nos encontramos pues ante una materia colorante realmente extraordinaria en la Historia de los Tintes, primero, por proporcionar un color natural tan atractivo y escaso; segundo, por su excelente comportamiento tintóreo; tercero, por sus desorbitados costes de producción; y cuarto, por la gran demanda a la que se vió sometida al tratarse de un artículo de lujo considerado una necesidad por las clases pudientes.
Con este panorama, no es de extrañar que las poblaciones de Murex en el Mediterráneo (al igual que otros moluscos, insectos, plantas, árboles y líquenes explotados durante siglos a una escala tan descomunal), acabaran siendo llevadas hasta el borde mismo de su extinción. Y es que «la gestión racional de los recursos tintóreos, deja de ser una preocupación cuando el afán de lucro exacerbado entra en escena». De ahí la importancia de aprender de los errores del pasado y darles a los tintes naturales EL TRATO QUE SE MERENCEN, llevando a cabo un cultivo y recolección sustentable de los mismos. No vayamos si nó a facilitar el argumento a los defensores de los tintes químicos, de que los naturales no son la alternativa porque generan el agotamiento de los recursos. Vayamos siempre un paso por delante y demostremos que un uso adecuado de las fuentes de color que nos ofrece la Naturaleza contribuye al equilibrio de los ecosistemas, a la armonía Mujer+Hombre y Naturaleza, a las economías locales, al bienestar animal, a la salud de las personas y al propio deleite de nuestros ojos.
Estamos deseando leer vuestros comentarios ya que, SIN DUDA ALGUNA, es el mejor aliciente para seguir compartiendo conocimientos e ideas sobre la Historia de los Tintes.
(Continuará…)
Me encantó esta información! gracias por compartirla y permitirnos conocer estas historias tan apasionantes que son parte de la humanidad. Gracias!!!
Hola María Elena!
El placer es siempre nuestro! Gracias a tí por el comentario!
A partir de ahora todos los post sobre Tintes Naturales los trasladamos al Blog de The Dyer’s House (Escuela de Tintes Naturales & Sustentables).
Saludos!
Romi & Ato